Todos somos ambientalistas hasta que serlo afecta nuestra economía o tenemos que dejar de hacer algo que nos gusta. Entonces si resulta que no importa si eso afecta a la salud, al ambiente, o causa la extinción de una especie. En ese momento me sumo a la tendencia de algunos políticos de el cambio climático, el calentamiento global, y demás temas son noticias falsas, mentira, o nada esta tan grave como dicen.
Y para ejemplo la noticia en días pasados sobre una manifestación de agricultores alemanes que con miles de tractores paralizaron Berlín para quejarse de las medidas ambientalistas que ésta implementando el gobierno de ese país. El problema es simple, estas medidas afectaran en el futuro su economía, y por eso se oponen a ellas.
¿Qué medidas son estás? Medidas que la mayoría de las personas consideraría adecuadas para combatir la situación actual del planeta, disminuir el uso de fertilizantes, eliminar el uso de otros, limitar el uso de productos químicos pesticidas y herbicidas como el glifosato, quitar los que dañen insectos benéficos u otros animales, y prohibir el uso de sustancias que causan daño a la salud de las personas.
¿Entonces por qué se oponen? Porque para ellos implicara una disminución de sus rendimientos y cosechas, lo que termina afectando sus bolsillos, al tener menores ingresos y la imposibilidades de producir más no lo ven como un buen futuro. Y de hecho es una razón por la que en países como Alemania los jóvenes están dejando el campo, sin darse cuenta de que el futuro está en el campo.
Aunque para algunas personas esta actitud es ridícula y criticable porque salvar el medio ambiente y a la Tierra ya es una urgencia. Muchos pensaremos diferente cuando por estas medidas exista menos variedad de alimentos para escoger, cuando por ley de mercado la disminución de la producción haga que los alimentos se encarezcan, ahí nos pegara en nuestras economía y estaremos viendo entonces el futuro como lo ven hoy los agricultores alemanes.
En los meses pasados estuve en presente en una discusión sobre la cuestión de las bolsas de plástico y los popotes, el tema no iba por el lado de si eran contaminantes o no, sino por la parte económica, una posición hablaba desde el punto de que habría personas que se quedarían sin trabajo, que las personas que hoy tenían su inversión en una fabrica de estos materiales perderían su patrimonio porque nadie compraría una fabrica que elabora productos que están prohibidos; mientras que los demás participantes de la reunión decían que ni modo, que era parte de lo que se tenía que hacer y todos teníamos que adaptarnos.
Hubo un momento que la discusión se estanco en los mismos argumentos de ambos lados, hasta que la persona que defendía el punto económico empezó a tocar los trabajos de algunos de los que conocía. Uno de ellos trabajaba en una empresa de pilas y baterías, otro en productos químicos y así sin entrar en más detalles para no aburrir, resulto que los grandes y apasionados defensores de prohibir las cosas, dejaron sus posiciones para llegar al punto de defender sus productos minimizando el daño que causan.
Si el compromiso de la humanidad por proteger a la Tierra es real, esta será una dinámica a la que tendremos que irnos acostumbrando. Unos pediremos ciertas medidas y otros se opondrán a los cambios porque les afecta directamente en sus intereses no ambientales, y según avancen los cambios, veremos cómo los grupos que se quejan y se oponen al cambio irán siendo diferentes según el sector o ramo que en ese momento este en discusión.