En un mundo donde las oportunidades eran como las estrellas en el cielo, había una joven que siempre había admirado a las personas seguras y decididas. Sin embargo, ella a menudo se sentía insegura y dudaba de sus propias habilidades.

Un día, mientras caminaba sola por un sendero, notó cómo evitaba el contacto visual con la gente. ‘Mis ojos esconden algo’, pensó para sí misma. Se confesó que luchaba con su autoestima y se sentía incapaz de brillar.

En ese momento, decidió que era hora de cambiar su perspectiva y comenzar a reconocer su propia belleza interna y valor.

Encontró que había formas, ejercicios, herramientas que le permitirían mejorar su autoestima, decidió aprender. Y noto como a medida que el tiempo pasaba su confianza crecía. Y este mismo aprendizaje la impulso a embarcarse en nuevos desafíos, desde presentar en público hasta aprender nuevas habilidades. Con cada logro, se recordaba a sí misma que su valor estaba en su autenticidad.

Juntos podemos reconocer la importancia de nutrir tu autoestima, de crear un mundo donde brilles con luz propia, florezcas y logres alcanzar tus metas y sueños.