Oyó un gruñido apagado surgir del bosque. La espesura limitaba su vista, aunque ella sabía que él estaba ahí. Ya otras veces había venido a buscarlo, pero nunca tan lejos, nunca tan cerca. Siempre el miedo la hacía regresar a casa sin enfrentarlo.

Aunque esta vez era diferente su maestro le había enseñado su poder, sus capacidades. Le mostró la gran fuerza que había en ella, le dio las herramientas para encontrar ese poder.

También le enseño a como forjar su poderosa armadura y espada. Así como las pócimas que sanarían sus heridas.Todo lo anterior cambio su historia, hoy se había puesto su armadura, empuñado la espada y salido a la montaña a enfrentar a su dragón.

Un nuevo gruñido llegó a sus oídos, este fue más fuerte, ella siguió caminando. Al llegar al recodo se encontró cara a cara con su dragón.

Le rugió tan fuerte que la impulso hacia atrás, le escupió una llamarada de fuego, por un instante temió, pero recordó a su maestro, sus enseñanzas.

Con ellas pudo ver que el dragón no era tan grande, ni tan poderoso; también pudo verse poderosa, empuño la espada con fuerza y avanzo hacía el dragón. Este volvió a rugir y escupir fuego, ella no se detuvo, siguió avanzando, ahora el huía vencido ante su fortaleza.

Finalmente abrió las alas y salió volando.